In Acoso Escolar, Infancia y Adolescencia

Hace unos años, una íntima amiga, me llamó después de varios años sin vernos. Ambas habíamos sido mamás y las responsabilidades y las rutinas nos habían distanciado físicamente, aunque emocionalmente seguíamos siendo las mismas amigas de toda la vida.

Quedamos para tomar un café y durante la conversación, que inicialmente giraba en torno a diversos acontecimientos de nuestras vidas que no habíamos compartido de forma directa, observé que mi acompañante estaba tratando de abordar algún tema que le preocupaba sobremanera, pero que, probablemente, para que no pareciese que ese café era la excusa para una consulta profesional, estaba postergando su abordaje directo, aunque en su cabeza no cabía otra idea que transmitirme su inquietud.

Dado que una de mis cualidades, o defectos, según se vea, es que soy muy directa y no me gusta posponer el abordaje de un tema que inquieta a las personas con las que tengo confianza, animé a mi amiga (que llamaremos Azul) a que se sincerase conmigo. Después de disculparse reiteradas veces y de repetir que realmente tenía muchas ganas de verme, lo cual no me cabe ninguna duda, me comentó que estaba muy preocupada por su hija. Quería contarme una verdadera historia de acoso escolar. Azul es madre de una niña de la edad de la mía, y se sentía inquieta por distintos acontecimientos que habían ocurrido en la vida de su hija durante 4º de primaria.

Os presento a Turquesa

La hija de Azul (en adelante Turquesa) había sido siempre una niña normal. Desde el primer año de infantil había tenido el mismo grupo de amigas, algunas de las cuales habían coincidido con ella en la guardería. Durante todos esos años se habían convertido en un grupo de amigas inseparables. Cumpleaños, excursiones, trabajos en grupo, recreos, etc. Eran ese tipo de amigas que, previsiblemente, continuarían con su amistad durante largos años. 

Turquesa tenía una tutora desde el curso anterior con la que tenía una magnífica relación, y no parecía haber problemas con el resto de profesores que se ocupaban de su formación. Sin embargo, a mediados de 4º de primaria la niña empezó a mostrar dolores de cabeza, desgana por ir al colegio, se levantaba muy cansada, dolores abdominales, nauseas, y salía del colegio con una gran tristeza. Azul le preguntó en múltiples ocasiones si tenía algún problema con su tutora o algún otro profesor, y la respuesta era siempre que no. Preguntó por sus amigas, y, según la niña, todo iba bien. 

¿Cuál era la situación?

Las consultas al pediatra se repetían una y otra vez por los dolores de cabeza y problemas digestivos varios, pero el pediatra tampoco consiguió encontrar el origen de tanto malestar.

Un día, cuando Azul fue a recoger a su hija del colegio, esta se le abrazó llorando desconsoladamente. Fue otra compañera de la niña la que le informó de lo que estaba pasando.

historia de acoso escolar

Su grupo de amigas de siempre se burlaban de ella, la insultaban y la dejaban sola en los recreos. Ese día había sido especialmente duro porque tuvieron que hacer un baile delante de la clase y se burlaron de su forma de bailar delante de todos sus compañeros. Turquesa estaba sufriendo acoso escolar o bullying.

Azul habló inmediatamente con el profesor responsable de la asignatura en la que se produjo el incidente, y ante la respuesta de “yo no he visto nada”, mi amiga decidió hablar con las madres de cada una de las niñas implicadas. Las respuestas fueron dispares, desde la que amenazó a su propia hija con darle una paliza, hasta la que afirmó que aquello era imposible porque su hija tenía un comportamiento ejemplar. 

¿Qué pasó después?

Al día siguiente, cuándo Turquesa volvió al colegio, las que habían sido sus amigas desde su más tierna infancia, le dijeron que todo había sido un mal entendido y que no se preocupase porque no volvería a pasar, pero sí que ocurrió, y además de una forma tremendamente cruel: a ratos ella pertenecía al grupo y otro momentos era expulsada de la forma más insensible, y delante de todo el mundo. Cuando iban al aseo, procuraban que Turquesa fuera la última en entrar y, al salir, su grupo se habían marchado dejándola completamente sola.

En los cumpleaños de sus amigas, las madres de ellas las obligaban a invitar a Turquesa. Terminaban haciéndolo a desgana pero la niña sentía que era una nueva oportunidad para volver a ser amigas. Sin embargo, durante las celebraciones, se mofaban de ella y acababa llorando. Después de esperanzarse con volver a aquellos momentos en que todas eran amigas y se llevaban bien, llegó el golpe emocional que supone darse cuenta que continúa siendo víctima de acoso escolar por parte de las que han sido sus mejores amigas.

Como consecuencia de todo aquello, una niña de 9 años, acabó 4º de primaria sola, triste y angustiada, viviendo todas las consecuencias de las víctimas de bullying.

Azul, que siempre mantuvo una excelente relación con su hija, no podía entender por qué ésta no le dijo lo que estaba sucediendo. ¿Con la confianza que tienen, cómo no le dijo que sufría acoso escolar? La respuesta a esta pregunta es que parte del proceso de bullying, es culpabilizar a la víctima de todo le que le está ocurriendo: “no eres lo suficientemente guapa, no bailas bien, no eres tan delgada, no eres tan guay, no te maquillas, etc.”. 

La autoculpabilización es una herramienta envenenada de control. Cuando una persona se atribuye la culpa de un acontecimiento, de forma inconsciente siente que si actuara de otra forma, cambiarán los acontecimientos, y esto implica sensación de control frente a acontecimientos futuros., pero la culpa, a diferencia de la responsabilidad, no es una respuesta racional, no se llega a ella después de un análisis de los acontecimientos, sino que es una respuesta asumida y no razonada, que no nos dota de las herramientas necesarias para que dicho cambio se produce.

Turquesa quiso cambiarse a sí misma para que el grupo la aceptase. Dedicó grandes esfuerzos para bailar mejor, ser más delgada, más guay, se enfadó con su madre porque no le dejaba pintarse los labios, etc, pero nada de eso funcionaba, lo que le llevó a vivir un fenómeno que está en la base de muchos Trastornos Depresivos y de Ansiedad: La Indefensión Aprendida: haga lo que haga, me van a rechazar y todo va a salir mal, lo cual lleva a una respuesta de paralización, a no hacer nada y asumir las consecuencias sin luchar.

¿Por qué la hija de Azul, que tiene una gran confianza con su madre, no le dijo nada?

La respuesta es la esperanza en que la situación fuese reversible. Turquesa suponía que si su madre era conocedora de lo que estaba sucediendo en el colegio, haría todo lo posible para protegerla y uno de los pasos a seguir, sería alejarla de sus amigas, …, y ella no quería eso. Ella quería que las cosas volvieran a ser como antes, y callaba, aguantaba e intentaba cambiar todo aquello de lo que sus amigas se burlaban.

Pero un día, en el patio del recreo, estaba Turquesa sentada en un escalón sola, y apareció una niña de otra clase que le dijo: “Hola, veo que estás sola como yo, y me parece que tú y yo podríamos ser buenas amigas”, y, en efecto, hoy en día son las mejores amigas, pero eso no quita que Turquesa es una niña marcada por el acoso de aquellas a las que consideraba sus mejores amigas, su grupo de referencia. Por suerte, aunque fue duro, esta historia de acoso escolar terminó bien. Este es un claro ejemplo de bullying reconocible, pero puede ocurrir que pasemos por alto ciertos comportamiento porque parezcan normales. Conoce qué se considera acoso y actúa en consecuencia.

Sabemos que estas cosas pasan, pero siempre pensamos que nuestros hijos no tendrán que vivir ninguna historia de acoso escolar. No siempre podemos evitar que nuestros pequeños vivan experiencias tan terribles como las que vivió Turquesa. Pero, dado que ya son una página de su vida, debemos estar atentos sobre cómo se inserta en su libro vital. Cualquier experiencia impactante puede convertirse en un elemento que nos ancle al trauma, o que nos haga desarrollar herramientas para enfrentarnos en el futuro a situaciones difíciles. Esto es lo que yo denomino Desarrollo y Conciencia de Empoderamiento en la Infancia.

Recommended Posts

Dejar un comentario

tipos-de-acoso-escolar