In Acoso Escolar, Infancia y Adolescencia

Lo primero que debemos hacer cuando sabemos o sospechamos que nuestro hijo sufre acoso escolar, es analizar, asumir y reconducir nuestros propios sentimientos como padres. Es previsible que aparezcan impulsos que podrían conducir a empeorar la situación que sufre nuestro hijo más que a solucionarla. Por ello, mi primer consejo ante el conocimiento del acoso escolar, es desechar las decisiones y conductas impulsivas, y esperar a recuperar el autocontrol, serenarnos e informarnos, antes de hablar con nuestro hijo sobre el tema. Por supuesto, este primer paso debe llevarnos el menor tiempo posible, ya que todo el tiempo que pase, supone que nuestro hijo sigue sufriendo bullying en el colegio.

Es importante tener claro el proceso que debemos seguir para ayudar a solucionar la situación de acoso escolar que nuestro hijo sufre en el colegio, por lo que debemos dar los pasos que relato a continuación, en el orden indicado y de forma coordinada, es decir, no hay que esperar a terminar uno para empezar el siguiente, sino que, en algún momento se van a solapar, dos o más de ellos.

1.  Hablar con el niño desde la comprensión y la serenidad.

Uno de los momentos más importantes y que generan gran ansiedad en los niños que sufren acoso escolar, es aquel en el que relatan a sus padres lo que está ocurriendo en el colegio. Se trata de un punto de “no retorno” para el menor. En él, el pequeño es plenamente consciente que muchas cosas van a cambiar, y podría temer que no para mejor. Pueden anticipar la posibilidad de que, en caso de que intervengan sus padres, esto no haga más que agravar las situaciones de bullying que sufre a diario. Por tanto, como padres, debemos ser empáticos y comprensivos respecto a estos sentimientos.

Cuando un niño comunica a sus padres lo que está pasando en el colegio, lleva una larga trayectoria de intentos encaminados a la mejora y solución del problema que sufre. En la mayoría de los casos, hablar con los padres es ya la última opción que les queda después de haberlo intentado todo. El nivel de desgaste emocional con el que llega a ese momento, es muy elevado. De hecho, hay ocasiones en los que esta comunicación ocurre cuando el menor ha tenido pensamientos intensos respecto a hacerse daño a sí mismo.

Debemos mantener un equilibrio entre la empatía y la serenidad. Nuestro hijo tiene que percibir que entendemos lo que nos dice y que nos ponemos en su lugar, pero sin perder el autocontrol. Debemos orientar nuestros pasos hacia el acompañamiento en la resolución del acoso escolar que está sufriendo. Si nos percibe desbordados por nuestros propios sentimientos como padres, probablemente nos vea incapaces de prestarle la ayuda que necesita. Muy al contrario, nos verá como otra fuente más de conflicto, y se arrepentirá de habernos hecho saber que sufren acoso en la escuela, lo cual cerraría un canal de comunicación esencial para la correcta resolución del conflicto, poniendo en peligro a saludo psicológica e incluso física del menor.

Hay que dejar claro al niño que se le va a guiar y que esto tiene solución.

2. Subir la autoestima del niño

Es altamente probable que un niño que sufre acoso escolar tenga un nivel de autoestima muy baja y negativa. Los agresores le dicen que hace las cosas siempre mal, que es tonto, que no sirve para nada, que es gordo o bajo o patoso… No se cree válido. Dado que el objetivo principal del acosador es hacer daño a su víctima y establecer una relación con ella de control-sumisión, en la que el agredido no pueda defenderse, el agresor establece un plan para minar la autoestima de la víctima elegida, a través de la violencia física y/o psicológica.

Ante esta situación, hay que tratar de contrarrestar el efecto que estos actos realizados por el acosador contra la víctima de bullying, mejorando el concepto que tienen de sí mismos, y, fundamentalmente, “empoderándolos”. ¿Qué significa el término empoderamiento en el contexto del acoso escolar? Se trata del desarrollo, en la víctima de bullying, de la confianza en sus propias capacidades y acciones, junto con el conocimiento y acceso al control de los recursos necesarios para solucionar por sí mismo y acompañado por otros (padres, tutor, jefe de estudios, otros compañeros, médico, psicólogo, policía, etc.).

Es importante que hagamos visibles a sus ojos, todas esas cualidades que tienen y que han quedado ocultas bajo el desgaste que supone sufrir acoso escolar.

Es importantísimo evitar frases como “pídele perdón”, “dale un abrazo” o “pégale tú también”. Es mucho más aconsejable utilizar frases del tipo “esto tiene solución, no te preocupes porque la vamos a encontrar, pero, por favor, cuéntame todo lo que está pasando”.

3. Hablar con el  colegio

Dado que los centros escolares tienen un protocolo de actuación en los casos de acoso escolar, tras ser conocedores de que nuestro hijo es víctima de bullying en cualquiera de sus modalidades, hemos de ponernos en contacto con el tutor, el jefe de estudios y el director del centro educativo. Los colegios se implican, por lo general, en la resolución de estas situaciones, y para ello hay que dar un tiempo prudencial para que el colegio pueda analizar todos los datos y tomar medidas contra el acosador.

Aunque hay muchos casos en los que los padres no han estado de acuerdo con las medidas que ha tomado el centro al que acuden sus hijos, y, en su opinión, éstos no han estado suficientemente protegidos frente a compañeros acosadores, en la mayoría de los casos tanto el equipo directivo de los centros, como el personal docente, tratan de  ayudar al alumno que sufre bullying. Sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones de actuación a las que está sujeto el personal docente, la sobrecarga de trabajo que conlleva la atención de una media de más de 30 alumnos por cada aula, y que, además, no son psicólogos.

Por otro lado, no debemos olvidar que los niños reciben su educación, principalmente en sus hogares. Sería injusto atribuir al profesorado la responsabilidad de los principios éticos y morales de sus alumnos. Ese papel corresponde a los padres, no pudiendo quedar éstos al margen de las acciones que sus hijos realicen en los centros escolares.

Sin embargo, un colegio nunca quedará al margen de una situación de acoso escolar. No debemos olvidar, además, que en los casos de acoso escolar que han llegado a juicio, los colegios tienen una responsabilidad civil subsidiaria, ya que son los encargados de velar por la seguridad de los alumnos que tienen a su cargo durante el tiempo que permanecen en el centro.

4. Hablar con los padres de los otros niños

No podemos dejar toda la responsabilidad de la resolución del problema en el centro educativo. 

En el caso de compañeros que no participen en el proceso de acoso escolar, el hecho de que los padres sean conocedores del bullying que se está produciendo en el entorno escolar de sus hijos, puede animarles a hablar con ellos y conseguir que entre todos abriguen al alumno acosado, de manera que se encuentre protegido por la clase. No se trata de crear alarma sino de solicitar ayuda al entorno.

De una forma u otra, los padres de los menores agresores, no sólo pueden sino que deben y tienen derecho a saber el tipo de conductas que están teniendo sus hijos para con otro de sus compañeros. No debemos descartar una posibilidad: quizás los padres del niño acosador se disgusten al tener noticia de lo que ocurre. En ese caso, es probable que sea suficiente con que ellos tomen medidas en la familia para cortar la acción del acosador.

Este paso debiera darse, en la medida de lo posible, en coordinación con el centro educativo. En caso de no poderse realizar así, no debemos olvidar que nosotros somos los que tenemos el deber de proteger la salud física y emocional de nuestros hijos.

5. Buscar ayuda psicológica para el menor acosado

En la entrada anterior de este blog, llamada Creo que mi hijo sufre acoso escolar, ya comenté los distintos síntomas que pueden aparecer según el tipo de bullying que sufra. 

El acoso escolar no es una experiencia inocua. Tiene consecuencias que se agravan en función de las características y circunstancias del menor que es víctima de bullying, las características del acoso, y del tiempo durante el cual se ha producido. Aunque prácticamente cualquier menor se puede convertir en víctima de acoso escolar, hay determinadas circunstancias que pueden aumentar las posibilidades de que sufra este tipo de agresión continuada.

En cualquier caso, si notamos en nuestro hijo síntomas de ansiedad, angustia, tristeza, aislamiento, problemas de autoestima, etc., es conveniente pedir ayuda profesional a un psicólogo con experiencia en este campo, siendo muy positiva la coordinación de éste tanto con la familia como con el centro educativo, a fin de obtener mejoría significativa en el menor tiempo posible.

6. Buscar ayuda legal

Por desgracia, hay casos en los que, por una u otra circunstancia, hay ocasiones en las que las gestiones realizadas con el centro educativo no consiguen que actúen frente a la situación de acoso escolar que sufre nuestro hijo. En este caso, es el momento de ponernos en contacto con un abogado, que nos pautará los pasos que debemos dar para que se tomen, desde el organismo competente, las medidas necesarias para que cese esta situación de bullying contra nuestro hijo. 

Contactar con un abogado no implica necesariamente la interposición de una denuncia. En muchas ocasiones, el hecho de contar con este tipo de asesoramiento, nos ilustra respecto a los pasos a dar, así como el las formas en las que se deben dar.  Además, anima a las otras partes a tomar medidas antes de que se produzca la citada denuncia.

En todo caso, es muy probable que se solicite, por parte del abogado, un informe psicológico que explique las circunstancias y las consecuencias que sufre el menor que sufre acoso escolar

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