Adulto

En la edad adulta nuestra vida se vuelve más compleja y con más responsabilidades. Además, vamos acumulando experiencias que, en algunas ocasiones, son insertadas en nuestro currículum vital de una forma tal que, no solo no aportan crecimiento personal, sino que pueden estar en la base de diversos trastornos psicológicos. En esta etapa, el sufrimiento y los conflictos emocionales aparecen y pueden acabar siendo los pilares de nuestra salud psicológica, las relaciones sociales, las de pareja y familiares, el trabajo y el ocio.

Un porcentaje muy elevado de la población general sufre, a lo largo de su vida, algún trastorno psicológico, estando implicados en el origen y mantenimiento de estos, por una parte, la vulnerabilidad al tipo de trastorno que aparece y, por otra, dificultades en las esferas personal, social, familiar, laboral, etc.

El objetivo de los tratamientos psicológicos es definir esos mecanismos inherentes y determinar los factores personales y ambientales que pueden tener fuerte influencia en el origen y mantenimiento de los trastornos, generándose de esa definición, un plan estructurado que aumente el conocimiento de qué ocurre y cómo funciona, así como de las estrategias que favorezcan la adaptación personal y la reducción o eliminación del trastorno.

Algunos de los trastornos más frecuentes, y por los que la psicología para adultos es fundamental, son:

  • Trastornos del estado de ánimo.
  • Adaptación a una pérdida vital.
  • Duelos y grandes cambios vitales.
  • Trastornos de ansiedad.
  • Trastornos del sueño.
  • Autoimagen y autoestima.
  • Trastornos de la personalidad.
  • Trastornos de la conducta alimentaria.
  • Trastornos relacionados con sustancias.
  • Problemas de relación interpersonal (familiares, sociales, laborales, etc.).
  • Duelo tras un aborto (espontáneo o programado).
  • Etc.

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